“Me gustas. Estoy loco por ti, Nozue. Me tienes desquiciado.”
Ir a dormir, despertarse e ir a trabajar. Esta es la triste rutina en la que Nozue, de treinta y nueve años, se ha sumido; la misma triste rutina que lo ha arrastrado a meterse de lleno en una depresión agotadora. Un buen día, uno de sus empleados, Togawa, de veintinueve años, empieza a mostrar preocupación por su salud y, aunque lo haga con cierta aspereza, es evidente que su interés es genuino.
Su estrategia para subirle el ánimo —una terapia antiedad con la que Togawa pretende devolverle a Nozue su juventud— empieza con un almuerzo improvisado en una cafetería en la que ofrecen tortitas. A partir de este momento, Togawa le dedicará todo su tiempo libre a Nozue y, cuanto más se acerque, más se preguntará este qué intenciones ocultas tiene su preciado empleado…